Hoy recetón... ¡os lo juro! A mí los postres y dulces me encantan, en general. No es que sea más fan de una cosa que de otra... todo lo que sea dulce me vale. Pero estos bollos rellenos de nata... ¡esto es otro mundo! Los descubrí por primera vez el año pasado, en mi último viaje a Roma, en donde comí un maritozzo enooooorme y riquísimo, y desde entonces ese sabor quedó guardado en mi memoria. Ahora que tengo más tiempo y muchas ganas de cocinar me puse a buscar entre mis libros y recetas guardadas de otros blogs y entonces me acordé de que Isabel, de Aliter Dulcia, tenía una receta de maritozzi en su último libro, Souvenir. Ya sabéis lo que ocurrió... ¡fui de cabeza a por ellos! Hice algunas modificaciones por cómo iba viendo que se comportaba la masa, pero en esencia es su receta.
Solo os puedo decir que lo complicado de la masa merece todos y cada uno de los esfuerzos que hagáis por prepararla. El sabor del bollito es delicado, suave, la masa queda muy tierna, esponjosa pero firme. El relleno de nata que explota al dar el primer bocado es casi una experiencia religiosa, como diría nuestro Enrique Iglesias :P Vamos, que no puedo hacer más que animaros a preparar esta receta, porque aunque no es de las más sencillas, con paciencia y tiempo conseguiréis que queden perfectos ;)
Ingredientes (7 maritozzi):
-250gr harina de fuerza
-50gr harina normal
-70gr agua templada
-70gr azúcar
-15gr miel
-1 huevo
-30gr mantequilla blanda
-10gr levadura fresca
-1/4 cucharadita de sal
-35gr aceite de oliva suave
-25gr azúcar
-25gr agua
-300ml nata para montar
-2 cucharadas de azúcar
-2 cucharadas de leche en polvo
Preparación:
Esta masa recomiendo hacerla con una amasadora o batidora con gancho de amasar, incluso si os gusta trabajar las masas a mano para esta en concreto creo que es mejor utilizar batidora, ya que es una masa bastante pegajosa y que lleva bastante amasado. Yo he utilizado mi KitchenAid, para este tipo de masas no vale cualquier batidora, necesitáis que rinda bien, ya que si no se recalentará y corréis el peligro de que se queme el motor.
Ponemos en el bol de la batidora las harinas, el azúcar, la miel, el huevo, la levadura desmenuzada, el aceite y la sal. Amasamos con el accesorio de gancho hasta que se haya formado una masa uniforme. En ese momento añadimos la mantequilla sin parar de batir, poco a poco, añadiendo un trozo cuando se haya incorporado el anterior. Cuando se haya incorporando seguimos batiendo hasta que veáis que la masa se queda como lisa y coge un ligero tono brillante. En mi máquina amasé unos 20 minutos tranquilamente, por eso digo que no recomiendo hacer a mano esta receta, pero podéis intentarlo y contarme qué tal la experiencia :P
Cuando veamos que la masa está lista cogemos otro bol, lo engrasamos (yo utilizo aceite en spray que me resulta muy cómodo) y ponemos la masa en ese bol. Con la mano engrasada hacemos unos pliegues de fuera hacia dentro, como recogiendo la masa para que se forme una especie de bola, le damos la vuelta para que los pliegues queden hacia abajo y dejamos reposar. Es una masa muuuuy pegajosa, paciencia y calma si no estáis acostumbrados a trabajar con ellas. Si no conseguís hacer los pliegues dejadla tal cual, no pasa nada ;)
Dejamos la masa en el bol en un lugar cálido hasta que doble su volumen, le va a llevar tiempo, ya que es una masa con huevo y mucha grasa. Mínimo unas dos horas indica Isabel, con el clima gallego lleva algo más de tiempo, así que coged un libro o salid a pasear y a la vuelta nos vemos :)
Pasado el tiempo dividimos la masa en porciones de 80-90gr, a mí me salieron 7 maritozzi, hermosos, parecen pequeños, pero luego a la hora de comer es una ración contundente, así que en las siguientes ocasiones hice bollitos de 40-50gr, porque me parece la ración individual perfecta, y quien quiera puede repetir.
Cogemos cada porción y la ponemos sobre la mesa, no hace falta enharinar mucho, lo justo para que no se pegue a la mesa. Estiramos ligeramente la bola y vamos estirando de los extremos y plegando hacia el centro, creando tensión. Cuando hayamos hecho esto en todos los bordes le damos la vuelta a la masa y boleamos hasta tener un bollito redondo perfecto. Entonces cogemos una rasqueta y desde un lateral vamos presionando arrastrando la masa por toda la mesa, de tal forma que el bollo se va alargando, cogiendo la forma típica del maritozzi. Lo hacemos primero de un lado y luego del otro. Cuando lo tengamos formado lo pasamos a la bandeja de horno con papel de hornear o lámina de silicona. Hacemos lo mismo con el resto de la masa.
Ahora cubrimos los bollitos con un trapo y dejamos que reposen de nuevo una horita hasta que doblen su volumen. Si queréis acelerar este proceso un poco podéis poner a calentar el horno a 30º, cuando esté caliente lo apagáis, abrís la puerta, metéis los bollos y dejáis que salga el calor durante 1 minuto, pasado el tiempo cerráis la puerta del horno y los dejáis reposar allí. Con este truco tardaron en levar unos 40-45 minutos. Si vivís en un lugar muy cálido este truco no es relevante, pero si sois del norte lo agradeceréis :P
Cuando hayan crecido horneamos a 170º (horno precalentado) durante 17 minutos aproximadamente, a partir de los 15 minutos estad pendientes porque cada horno es un mundo. Cuando estén listo los sacamos del horno.
En este momento preparamos el almíbar, ponemos en un cazo el agua y el azúcar y llevamos a ebullición hasta que se disuelve el azúcar, cocinamos durante unos 5 minutos y listo. Pincelamos los bollos (debe ser cuando aún están calientes!!) con el almíbar y dejamos que enfríen por completo sobre una rejilla.
Mientras montamos la nata con el azúcar y la leche en polvo (esto es opcional, pero ayuda a que la nata quede más firme). Cuando la tengamos bien firme la guardamos en la nevera.
Cuando los bollos estén completamente fríos les hacemos un corte longitudinal, como queriéndolos partir en dos pero sin llegar al fondo. Abrimos ligeramente el bollo y rellenamos con la nata con ayuda de una rasqueta, se trata de cubrir todo el interior que acabamos de cortar y alisar en la superficie del bollo con el borde de una rasqueta para que quede perfecto, como los maritozzi tradicionales. Una vez que los tengamos rellenos ya se podrán comer.
Y truco... se pueden congelar. Así, tal cual los tenéis, rellenos y todo, los ponemos sobre un trozo de papel de hornear, los introducimos en un tupper y al congelador. Cuando los queráis comer los sacáis a la nevera al menos un par de horas y luego una hora a temperatura ambiente justo antes de comerlos. Estarán como recién hechos ;)
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